Emprender en turismo no es solo cosa de grandes hoteles, agencias multinacionales o gurús del marketing. Es una opción real para cualquiera que quiera crear algo auténtico, con alma y con los pies en la tierra. Para quienes aman su entorno, creen en el valor de lo local y están dispuestos a currárselo de verdad.
En este nuevo post de los gemelos de Mentwin, traemos aprendizajes reales de alguien que decidió apostar por su tierra, equivocarse, levantarse y construir un proyecto turístico con impacto. Porque sí, emprender en turismo es posible. Pero no hay atajos. No hay fórmulas mágicas. Y desde luego, no hay éxito sin entender al cliente, al negocio y a uno mismo.
Prepárate para explorar ideas de negocio para emprender en turismo que van más allá del típico alojamiento rural. Aquí hablamos de propósito, números, experiencias y decisiones valientes. Todo con un enfoque sostenible, experiencial, auténtico y muy humano.
🎥 Y si quieres ver cómo lo vivió alguien que ya pasó por este camino, justo aquí debajo tienes el video con la entrevista completa. Te lo prometemos: no te va a dejar igual.
Si no dominas tus números, estás jugando a ciegas
Muchos arrancamos en turismo pensando en lo bonito: los clientes felices, el entorno natural, las experiencias memorables. Pero la realidad es que, sin rentabilidad, no hay proyecto que aguante. Y lo primero es entender cómo se mueve el dinero en tu negocio.
¿Sabes cuánto cuesta realmente cada habitación? ¿Cuánto te deja de beneficio un desayuno? ¿Cuáles son tus meses más flojos y por qué? Todo eso no es «para contables». Es para ti. Es para tomar buenas decisiones desde el principio.
No tienes que convertirte en experto financiero, pero sí conocer lo básico: tus costes, tus ingresos, y sobre todo, tu punto de equilibrio. Ese número mágico que te dice cuánto necesitas facturar para no perder dinero.
Aprende a mirar con lupa tu negocio
Cada línea de tu proyecto (alojamiento, actividades, restaurante, lo que sea) tiene que tener su propio análisis. No todo deja el mismo margen, ni todo cuesta igual. Haz seguimiento de cada área como si fueran pequeños negocios dentro del negocio.
Consejo Mentwin: Si no sabes por dónde empezar, usa una hoja de Excel. Pone los gastos fijos, los variables, y empieza a jugar con los escenarios. Y si puedes, apóyate en herramientas como Holded o Anfix para llevarlo más fino.
Tu punto de equilibrio es tu faro
Ese número que te dice: “a partir de aquí, empiezo a ganar”. Sin eso, cada decisión es un salto al vacío. Calcula cuántas noches necesitas vender, cuántas visitas debes tener, y haz de ese objetivo tu base de operaciones. No te quedes en la intuición, porque eso en turismo se paga caro.
No delegues lo que no entiendes (al menos un poco)
Delegar es clave, sí. Pero delegar sin entender es una receta para el desastre. Puedes tener un cocinero top, un CM creativo o un gestor majísimo, pero si no sabes qué están haciendo o cómo medirlo, te vuelves ciego.
¿Y sabes qué pasa cuando emprendes ciego? Que alguien más toma el volante de tu negocio. Y créenos, nadie lo va a cuidar como tú. Así que no hablamos de control obsesivo, sino de consciencia. Aprende lo suficiente para supervisar, preguntar con criterio y no depender ciegamente.
Fórmate sin agobiarte, pero sin pausa
No hace falta que te saques un máster. Pero sí que escuches un podcast de vez en cuando, que te apuntes a ese curso de 4 horas de marketing turístico o que leas blogs como este (ejem…). Aprende lo justo para tomar decisiones con cabeza.
Hazte la costumbre de revisar tu negocio
Una reunión semanal contigo mismo o con tu equipo. Un espacio para ver números, repasar lo que ha pasado y planear lo que viene. No es pérdida de tiempo. Es tiempo de calidad que te ahorra disgustos. Es tu momento de CEO.
Rodéate de gente que te potencie (no que te drene)
El turismo es un negocio de personas. Y eso empieza por las tuyas. El equipo que formes puede ser tu mayor ventaja o tu mayor dolor de cabeza. Así que elige bien, cuida a los buenos, y no tengas miedo de soltar a quien no suma.
Nadie construye algo grande solo. Incluso si empiezas tú a pulmón, llegará el momento en que necesites apoyo. Y ahí es donde tener buena gente marca la diferencia.
Escucha a los que están en la trinchera
La señora que limpia las habitaciones, el chico que atiende en recepción, la cocinera de toda la vida… Ellos ven cosas que tú no ves. Tienen el pulso del cliente. Y si los escuchas, te van a dar ideas que no salen en ningún plan de empresa.
Ejemplo real: Una simple sugerencia de un recepcionista —crear una ruta secreta para los huéspedes— se convirtió en el servicio mejor valorado del alojamiento. ¿Qué habría pasado si no lo hubieran escuchado?
Crea cultura de equipo (no de empleados obedientes)
Haz que tu gente sienta el proyecto como propio. Premia la iniciativa, comparte resultados, celebra logros. La motivación no solo viene de un sueldo. Viene de sentirse parte de algo con sentido.
Sin visibilidad digital, eres invisible (literalmente)
Hoy todo empieza en Google, en Booking, en Instagram o TikTok. Si tu proyecto no está ahí, simplemente no existe para la mayoría. Y lo sabemos: da pereza, da vértigo. Pero también abre puertas como nunca antes.
Digitalizar no es solo tener una web chula. Es tener presencia real, facilitar reservas, mostrar tu historia y conectar con personas que buscan justo lo que tú ofreces.
Usa plataformas que te pongan en el mapa
Booking, Airbnb, Google Travel… Sí, se llevan comisión, pero también te traen clientes. Y si lo complementas con un buen motor de reservas y un sistema de gestión (como Cloudbeds, AvaiBook), el control es tuyo.
Construye una marca que enamore
No vendas solo habitaciones. Vende historias. Vende valores. Vende una manera de vivir. En redes, sé tú. Muestra tu día a día, tus errores, tus momentos especiales. Eso conecta mucho más que un catálogo perfecto. Bienvenido al turismo experiencial.
Ensúciate las manos (aunque seas el jefe)
Un líder que nunca ha limpiado un baño, servido un café o atendido un cliente molesto… lo tiene difícil para tomar buenas decisiones. Cuando conoces tu negocio desde dentro, entiendes qué funciona y qué no. Y eso, no te lo da ningún Excel.
Ser operativo no es rebajarte. Es tener perspectiva. Es hablar con propiedad. Es saber cuándo algo se puede mejorar… y cuándo simplemente se está haciendo lo mejor que se puede.
Haz una semana 360° cada trimestre
Ponte en la piel de cada rol. Vive lo que vive tu equipo. Observa cómo responde el cliente. Anota todo lo que veas. Este ejercicio no solo te da claridad, también te vuelve más humano como líder.
Equilibra números con calle
No decidas todo desde el escritorio. Sal, observa, habla, prueba. Porque el Excel te da datos. Pero la experiencia real te da criterio.
Encuentra tu motor (y dale gasolina)
No todo lo que haces genera el mismo impacto. Puede que tu restaurante te encante, pero sea un pozo sin fondo. O que las actividades que ofreces den poco margen, mientras tus habitaciones se llenan solas. Hay que mirar con lupa.
Identifica qué parte de tu negocio es la más rentable, la más demandada, la más valorada. Y cuídala como oro. Eso es lo que te dará estabilidad, margen de maniobra y espacio para innovar más adelante.
Deja de hacer de todo (y empieza a hacer bien lo que sí funciona)
A veces menos es más. En serio. No intentes gustarle a todo el mundo. Encuentra tu foco, trabaja ese eje, y cuando lo tengas bien sólido… entonces explora nuevas líneas.
Súmate al turismo que deja huella (positiva)
El viajero de hoy no solo quiere pasarlo bien. Quiere saber que su viaje tiene sentido. Que no está destruyendo el entorno. Que apoya a productores locales. Que duerme en un sitio con valores.
El turismo sostenible ya no es una moda. Es una exigencia. Y es también una enorme oportunidad para diferenciarte y conectar con un perfil de cliente más comprometido.
Haz pequeños cambios con gran impacto
Ahorra energía. Usa productos de kilómetro cero. Reduce el plástico. Comunica todo esto. Porque suma. Y porque genera conversación, conexión y fidelización.
Busca certificaciones (y aprovecha ayudas)
Existen sellos como Biosphere que te ayudan a posicionarte y acceder a fondos europeos. No es solo marketing: es compromiso visible. Y puede abrirte nuevas puertas.
No vendas camas: vende momentos
La gente no quiere “dormir fuera de casa”. Quiere vivir algo. Sorprenderse. Sentir. Y ahí es donde las experiencias entran en juego. No hace falta inventar la rueda: solo contar buenas historias con lo que ya tienes.
Piensa en lo que te hace único. En lo que tu tierra puede ofrecer que no está en ningún otro lugar. Y construye desde ahí. Un buen storytelling puede hacer que una caminata se vuelva inolvidable.
Crea experiencias que emocionen
Talleres con artesanos. Rutas secretas. Cenas entre olivos. Desayunos con vistas. Lo que sea, pero auténtico. Que la gente lo cuente, lo recomiende, lo recuerde.
Paquetiza y véndelo como un plan redondo
No dejes que el cliente tenga que montar el puzzle. Ofrécele tú la escapada completa: alojamiento + experiencia + comida. Sube el ticket medio y mejora la satisfacción.
Ideas de negocio para emprender en turismo (que están funcionando)
Aquí va una lista para inspirarte y empezar a mover fichas:
- Alojamientos con concepto: Glampings, casas rurales temáticas, ecohoteles.
- Oleoturismo: Catas de aceite, visitas a almazaras, paseos entre olivos.
- Turismo activo: Senderismo, rutas en bici eléctrica, barranquismo.
- Turismo gastronómico: Tapas, showcookings, experiencias con chefs locales.
- Bienestar rural: Yoga, mindfulness, baños de bosque, escapadas detox.
- Cultura y raíces: Talleres de folklore, genealogía, fiestas tradicionales.
Estas ideas de negocio para emprender en turismo no son recetas cerradas. Son pistas. Inspírate, adapta, mezcla. Y sobre todo: hazlo a tu manera.
Si te ha resonado todo esto, si te ves reflejado en alguna parte de este post…
Entonces tienes que escuchar alguno de nuestros programas del podcast de emprendimiento “Emprende Sin Atajos”.Te dejamos algunos episodios aquí abajo:
Elige uno. Y sigue creciendo.